Aquí me hallo asimilando que todo lo que me rodea es afortunadamente tangible, tomando aliento a cada descanso con un fuerte arraigo a lo que más vida me da.
En quien más he confiado siempre ha sido en el tiempo, al fin y al cabo es el único capaz de desenmascarar las puras verdades y no me arrepiento de haber confiado, pues en este mismo presente estoy apreciando las personas que realmente tienen un gran mérito propio, pudiendo otorgar mi confianza, y cuáles no, retirándosela.
Pero como bien dije, mis paso son firmes y no muy amantes de lo retrógrado; no pienso estancarme sacando el lado bueno de un charco de arenas movedizas mientras puedo estirar la mano para tomar un camino estable y ''decente''.
Estas conclusiones han salido de fuerzas que me han dado aquellas personas que saben apreciarme y quererme, las cuales pienso que son vitales en toda persona al igual que ese tipo de apoyo para poder salir adelante en malas temporadas.
Me siento muy afortunado de lo que tengo, y pienso seguir siendo humilde toda mi vida, pienso también comerme al mundo porque no he desayunado aún. Pero cuando lo haga, tendré fuerzas para devorarlo.
Ya puedo hablar de un desayuno alimenticio, o uno moral, donde pongo en pie mi mente con fuerza para seguir línea recta. Pero el caso es que los dos están ricos.
Vi una nota en un paraíso para mi:
"Nunca saltes un muro. Derríbalo."